En una sociedad informatizada, uno de los peligros es la diferencia entre los que tienen acceso a las nuevas tecnologías y los que no, los que saben utilizarlas y los que no. Estos últimos se convierten en el nuevo sector en riesgo de exclusión social, fenómeno denominado brecha digital. Entre las nuevas competencias que el ciudadano del siglo XXI debe adquirir, está la competencia de gestionar eficazmente la propia identidad digital.
¿Cómo se construye una identidad digital?
De forma activa, se realiza aportando textos, imágenes y vídeos a Internet, participando, del mundo web. En los sitios de redes sociales, se construye a partir de un perfil de usuario, que a menudo se enlaza a perfiles de otros usuarios o contactos.
Una identidad digital bien gestionada y homogénea con la identidad analógica no sólo repercute en una vida más activa en todos los ámbitos, también tiende a consolidar un entramado social más sólido fuera de Internet.
La construcción de la identidad digital está ligada al desarrollo de habilidades tecnológicas, informacionales y una actitud activa en la red, participativa, abierta y colaborativa.