Las estrategias de afrontamiento hacen referencia a cómo y con que gestionamos las situaciones externas y internas generadoras de estrés y las diferentes emociones que están vinculadas con ellas, pero estas son una serie de recursos que es posible aprender.
Las estrategias de afrontamiento son un conjunto de esfuerzos cognitivos y comportamentales para controlar o reducir las demandas internas o externas. El afrontamiento se refiere a las respuestas cognitivas o conductuales que emitimos cuando interpretamos que una situación o circunstancia puede ser dañina, amenazante o de reto, en sentirnos físicamente o socialmente vulnerables.
Hay muchísimas clasificaciones de estas estrategias.
Afrontamiento directo
Este tipo de afrontamiento se genera actuando sobre el problema de manera directa con todos los recursos disponibles para provocar un cambio en el evento negativo.
Afrontamiento indirecto o de tipo defensivo
Se genera tratando de disminuir el impacto emocional que produce el evento negativo. Va dirigido a la emoción, intentando controlar la respuesta emocional por medio de la evitación o fuga, el autocontrol, el distanciamiento o otros mecanismos de defensa.
Plantar cara al problema
Los especialistas aconsejan afrontar el problema de manera directa, plantarle cara, pero cuando eso no es posible, ha de intentar que provoque la menor respuesta emocional posible, minimizando o amortizando los síntomas psicológicos (ansiedad, angustia, inseguridad…).