Algunas claves para desarrollar una escucha empática:
No distraerse
La curva de la atención se inicia siempre en un punto muy alto, para descender y volver a subir hacia el final del mensaje. Hay que intentar mantener una atención regular para que nuestra atención no decaiga.
No juzgar al otro
Cuando respondemos al otro con un juicio tras su mensaje, la comunicación se suele cerrar. De esta forma disminuyen las probabilidades de que nos vuelva a contar algo con total sinceridad.
No infravalorar
No debemos minusvalorar las emociones del otro (“no te preocupes que eso no es nada”), lo cual puede generar un rechazo.
No contraargumentar
No es una competición entre ambos, debemos dejarle expresarse. Si él se siente triste y nos lo está contando, no debemos responderle “yo yo también” o “pues yo más”.
No hay que darle la razón en todo
El darle la razón en todo puede conducir a que considere que tenemos poca credibilidad y que se planteé volver a sincerarse con nosotros.
No hay que interrumpir
Con ello desviamos su atención. Solo debemos interrumpir con frases o preguntas cortas cuando precisamos que nos aclare algo o nos dé más información. La atención siempre debe ser del que habla.
No dar soluciones prematuras
En ocasiones las personas no quieren que les des la solución, solamente quieren a alguien que les escuche. Y escucharles ya les proporciona una buena ayuda. Si quieren más ayuda es muy probable que la pidan explícitamente.
No contar nuestra historia
Cuando el otro necesita hablarnos, quiere que le escuchemos, no que le contemos nuestras cosas.
No ocultar las reacciones emocionales
Podemos estar en desacuerdo con alguien y eso se puede compartir, pero mentir bloquea la comunicación.
Hay que tener Autocontrol
No confundir nuestras reacciones con las de la otra persona, ni imponer nuestras necesidades. No estamos siempre a la caza de consejos.
Hay que evitar el síndrome del experto
No tenemos que dar respuestas a los problemas de la otra persona, incluso antes de que nos los haya contado.
Hay que desconectarse de nuestra problemática
Ser empático significa centrar nuestra atención en el otro, dejarnos llevar por sus palabras y sentimientos, apagando nuestra habla interna, y enfocando nuestros sentidos en el que tenemos enfrente.